¿ Hay joyas escondidas en los embotelladores independientes de whisky ?
Como se suele decir, siempre hay un roto para un descosido y el mundo del whisky no iba a ser menos.
Todos somos aficionados a marcas de gran renombre o incluso a otras menos conocidas.
Es más, muchos vamos buscando esas pequeñas joyas que pasan desapercibidas y que todavía no han sido descubiertas por el gran público, lo cual lleva a que no hayan sufrido unos grandes incrementos de precio de venta.
En este caso, la ley de la oferta y la demanda es lo que prima.
Pero se matiza un poco; si bien, a mayor demanda (por nuestra parte y el mercado asiático) se produce mayor escasez de producto y las destilerías incrementan el precio de sus productos.
También encontramos destilerías que sacan al mercado productos con unas especificaciones distintas.
Muchos difieren en algunos aspectos de los que habitualmente nos tienen acostumbrados y el precio acaba siendo relativamente inferior al que podríamos considerar si lo comparamos con su “hermano”.
Llegados a este punto tenemos que diferenciar entre empresas dedicadas al comercio de licor. Tenemos los siguientes casos:
- Destilerías que son propiedad de una empresa,
- Destilerías cuya propiedad es independiente
- Empresas que se dedican a la comercialización de licor pero que embotellan el producto de forma “indi” (aquí podemos encontrarlas siendo propietarios de alguna destilería ó no).
Tratando de entender mejor qué es un EMBOTELLADOR INDEPENDIENTE
Para conseguir descifrar toda esta amalgama de conceptos vamos a intentar simplificarlo con ejemplos conocidos por todos.
1.- Empresa dedicada al comercio de licor, tenemos como máximo exponente al gigante mundial Diageo.
2.- Destilerías que son propiedad de una empresa, como por ejemplo: Lagavulin y Caol Ila, que se enmarcan dentro de las casi 30 destilerías que pertenecen a la ya citada Diageo.
3.- Destilería cuya propiedad es independiente, cuyo paradigma sería Glenfarclas, que lleva en la propiedad de la misma familia durante 6 generaciones.
4.- Empresas “indi” (embotelladores independientes o “IB”), en donde tenemos que hacer varias matizaciones;
4a.- como primer aspecto, podríamos hablar de North Star Spirits, empresa de reciente fundación (en 2016) que embotella whisky, de forma independiente, pero que no posee ninguna destilería en propiedad
4b.- Signatory Vintage, otra empresa, joven, pero tampoco con tanta solera (como podría ser Gordon and Macphail), que opera desde 1988 y que aparte de ser uno de los embotelladores independientes, desde 2002 es la propietaria de una destilería, como es el caso de Edradour.
¿ Por qué existen los embotelladores independientes ?
¿Qué lleva a determinadas empresas a embarcarse en el mundo de embotellar un producto claramente reconocido y que está en el mercado?
La respuesta a esta pregunta puede suscitar diversas opiniones a cuál más válida. Desde el amor por el destilado, pasando por un inversor que quiere diversificar su negocio, a emprendedores que conocen bien el negocio.
Ó bien, aman el mundo que les rodea y creen que pueden ofrecer algo diferente a consumidores que tienen un largo camino por recorrer.
Nuestros gustos evolucionan y precisamente, por el hecho de estar en constante movimiento, solemos ser inconformistas frente a lo que ya conocemos (aunque siempre tengamos un «preferido» o whisky de cabecera).
Todos hemos probado alguna vez, en este camino que nos une, algún destilado fácilmente reconocible, pero, ¿qué sucede cuando, por casualidades de la vida, probamos algo “independiente”?
Al principio nos choca el hecho de no asociar determinado producto, que lleva el mismo nombre al que ya estamos acostumbrados, con la iconografía, detalles y colores de etiquetaje. Incluso es raro o podemos pensar que es falso, pues ese “nombre” de la etiqueta no nos es reconocido.
[Hagamos un alto en el camino y rompamos una lanza en favor de los establecimientos o los embotelladores independientes, ¿creemos que el dueño de un comercio, o de una empresa, se va a arriesgar a vender algo falso cuyo perjuicio desacreditaría su buen nombre?]
Lo que sucede es mucho más sencillo y emocionante a la vez.
Determinadas empresas deciden comprar barriles de whisky a destilerías pero no se ciñen a los rígidos estándares de una marca y del mercado.
Son ellos mismos los que marcan las pautas para sacar a la venta un producto que, poco o nada tiene en común, con el destilado embotellado por la empresa que ha vendido ese barril.
Dicho de otro modo, podemos encontrar un whisky con un nombre, con una edad determinada, embotellado a un % de su volumen alcohólico (ABV) y a un precio “X” distinto al «oficial»
Casos que se puedan dar
Puede que lleguemos a encontrar, conviviendo en el espacio y tiempo, un whisky de uno de los embotelladores independientes, en cuya etiqueta rece, ó no, el mismo nombre que el anterior, que a su vez lleve el nombre de una empresa y que difiera determinados detalles en la etiqueta.
También es posible que esa presentación, en vez de establecer una edad indique la fecha en la que el whisky fue destilado y cuándo fue embotellado (aquí tenemos que ser nosotros los que calculemos la edad).
Puede llegar a indicar que su ABV sea distinto al mínimo legal (en el caso que nos ocupa, el 40%); incluso podemos encontrar que se refleje que no se le ha añadido colorina (caramelo E-150A) ni que se ha filtrado en frío (non chill-filtered o un-chill filtered).
Algunas conclusiones
Lo que nos dice esa botella requiere de cierta interpretación por nuestra parte y, sobre todo, debemos tener clara una cosa …
Todo el whisky que probemos ha sido creado y cuidado con mimo, puedes entenderlo en el primer sorbo o puede costarte más llegar a conocerlo; dale, y date, tu tiempo.
No se trata de llegar a conocer todo, sino de la experiencia que ese camino te da, de cómo interpretas y de qué cosas te pueden aportar las personas que están a tu lado y que lo viven desde otro prisma.
Uno de los detalles importantes se basa en la consistencia.
Las grandes destilerías y grupos de empresas que son propietarios establecen planes de política sobre la madera a futuro, pensando siempre en los stocks, producción y maduración.
Cosa que hace que si se lleva a cabo de forma correcta, la consistencia de su producto es altamente reconocida y en nuestro “archivo” sensorial, seremos capaces de casar el producto con nuestro recuerdo previo.
Para los Independent Bottlers que no tienen en propiedad ninguna destilería, lo dicho anteriormente puede suponer un pequeño problema.
Sería ilógico pensar que se pueden pasear tranquilamente por los almacenes (warehouses) de las destilerías y escoger qué barril (o barriles) comprar.
Más que nada porque el encargado de cuidar esas dependencias, junto con el “distillery manager”, no va a dejarles tener acceso a aquéllos que pueden tener un futuro prometedor.
Tampoco estoy diciendo que sólo puedan comprar lo que los demás no quieren, no me malinterpretéis.
En el mundo del whisky se trata de compartir
Aquí entra en juego la hermandad, no establecida en ningún documento, en la que todos los productores y miembros de este mundo son competidores pero a la vez se ayudan entre ellos.
Es algo totalmente entendible porque no tendría sentido un monopolio, al contrario, lo que se busca es el crecimiento del sector y que éste sea fuerte.
Años atrás, para los IB era mucho más fácil acceder a barriles para su posterior embotellamiento.
Hoy, los productores son un poco más reacios a vender a terceros porque necesitan su propio producto debido a la alta demanda. Aún así, los embotelladores independientes consiguen su objetivo.
Digamos que somos un IB y tenemos en nuestro poder un barril de whisky
¿Te lo imaginas?
Lo que debemos hacer ahora es llevarlo a nuestro propio warehouse. Si lo que queremos es dejarlo madurar hasta que consideremos que es óptimo para su embotellamiento.
También podríamos embotellarlo directamente, porque creemos que es el momento oportuno y le queremos sacar un rápido beneficio.
Lo importante es darle notoriedad a ese whisky, que el aficionado esté dispuesto a comprarlo. No olvidemos que el propietario original del barril tiene en el mercado un producto “hermano” …
¿Cómo lo hacemos atractivo?
La respuesta es fácil, presentándolo de una forma más natural, dándole una vuelta de tuerca para que ese whisky cree una experiencia positiva.
Algo digno de ser recordado y que a futuro optemos por el producto de ese IB porque sabe hacer las cosas.
No es tanto el producto en sí (que, obviamente, tiene que tener un mínimo de calidad), sino que ha sido el buen hacer del embotellador independiente. Con un conocimiento del producto, del barril y de un determinado ABV, el que se ha atrevido a embotellarlo.
¿Cómo? Muchos son los que optan por embotellar barriles de forma única, lo que conocemos como “single cask”.
Puede suceder también que sean mezclas (vattings) de determinados barriles y aquí entramos en los conceptos de blended scotch o blended malt o continúe siendo un single malt.
Sea como fuera, lo que queda patente es que solemos encontrar estas botellas, como mínimo, con un 46% de ABV para que el producto tenga ese impacto en el aficionado.
A mayor ABV, mayor será el desarrollo de sabor y la evolución del whisky tendrá más recorrido pues no se ha rebajado con agua al embotellar.
Otro de los conceptos que veremos con este tipo de botellas
Como hemos dicho antes, es que su presentación es más natural. No se le suele añadir colorante para que podamos observar la influencia de la madera en el whisky.
No debemos caer en el error de dejarnos convencer por un color.
Que un whisky sea más oscuro que otro no quiere decir que sea mejor, al igual que una corta edad (o la falta de la misma) no nos debe hacer caer en la convicción de que es peor.
Al contrario, puede que el barril interaccione de forma prematura con el destilado y le de su máxima expresión, tanto de sabor como de color.
Puede que si el barril está muy exhausto, por muchos usos, aporte poco color pero el destilado desarrolle su carácter de forma idónea.
Puede que el barril, con el paso de muchos años acabe consumiendo y enmascarando el carácter del destilado dando paso a un whisky con demasiada presencia de madera …
Las opciones son múltiples y diversas, por no decir infinitas, de ahí que cada barril es un mundo y la experiencia del IB sea primordial (tenemos que recordar la “consistencia”).
Por último, y muy relacionado con el concepto de presentación natural, podemos encontrarnos con que el whisky de los IB no ha sido filtrado en frío (un-chillfiltered). Y como os decía esto es bastante común entre los embotelladores independientes.
Quiere decir que no se ve sometido al filtrado a baja temperatura para eliminar aquellas impurezas naturales de la propia interacción del barril y el destilado.
Esto se llama, presentación natural en estado puro. 😉
Muchos son los que veremos con la denominación de “cask strength” (fuerza de barril), porque se embotellan directamente del barril, sin rebajar, sin diluir. Y puede dar como resultado que el ABV alcance cotas de más del 60% del grado alcohólico.
Llegando al final
Por el momento me despido, pero os dejo mi propia reflexión.
Tengo whisky de todos los colores; grados alcohólicos dispares, desde 40% ABV hasta 62.1% ABV; botellas oficiales y botellas de embotelladores independientes
… blended scotch, blended malt, single grain, single malt y single casks …
Todo tiene su momento y no siempre me apetece lo mismo, por lo que puedo acudir a la mejor opción para el momento adecuado.
En resumen, todo se basa en disfrutar del camino.
«La experiencia de compartir tiene un valor incalculable«
Aunque debo confesar que en “este” camino compartido con vosotros me ha acompañado un Inchgower , de 9 años, con un 56.5% ABV.
Resultado del vatting de 2 sherry Hogsheads (originalmente en 2 hogsheads de bourbon y luego transferidos a 2 sherry “hoggies”, uno en Septiembre de 2015 y el otro en Agosto de 2017) del Independent Bottler Cadenhead’s.
¡Salud!
Miguel Gomulo (Whisky Lover)